Retinitis pigmentosa, el diagnóstico médico fue como la sentencia que condenó a la oscuridad a Jane Cosar. De eso hace varios años. Aún estaba en el colegio, sufría para ver de noche y hacía sus tareas con máquina de escribir porque apenas leía los trazos del lapicero. Hoy prefiere olvidar el instante en que dejó de ver para siempre y aprendió a convivir con la discapacidad visual. Ha estudiado derecho en la Universidad San Martín, obtuvo un doctorado en la Universidad Mayor de San Marcos y es una activa defensora de los derechos humanos en el país. Directora Ejecutiva de la Asociación Peruana de Abogados con Discapacidad Visual, investigadora del Center International for Rehabilitation e invitada frecuente a foros internacionales, la doctora Cosar es una voz al que no solo oyen sus tres hijas, sino la comunidad mundial.
-¿A nivel jurídico, las leyes del país permiten a las personas con discapacidad tener cubiertos sus derechos o existen vacíos?
-¿Qué casos más escandalosos de incumplimiento de las leyes conoce directamente desde su experiencia como abogada?
-Más que escandalosos los consideraría discriminatorios, me refiero al incumplimiento de la Ley 28164, que establece que el Poder Ejecutivo, sus órganos desconcentrados y descentralizados, las instituciones constitucionalmente autónomas, las empresas del Estado, los gobiernos regionales y las municipalidades, están obligados a contratar personas con discapacidad que reúnan condiciones de idoneidad para el cargo, en una proporción no inferior al tres por ciento de la totalidad de su personal; sin embargo esto no se ha cumplido. La falta de empleo sigue constituyendo una violación flagrante a nuestros derechos humanos o fundamentales.
La doctora Cosar, con dos de sus tres hijas en un paseo familiar fuera de Lima.
-¿Usted es invidente, ha sentido la exclusión o discriminación en el ejercicio de sus derechos o de su profesión?
-Puedo decirle que en efecto he sentido tratos discriminatorios, que me han causado desconcierto, pero que felizmente he podido afrontar por el conocimiento que tengo de las normas existentes a favor nuestro. Es por eso que siempre que me suceden estas cosas me pregunto y que será del resto de mis hermanos con discapacidad, que no conocen los derechos que los asisten, qué vulnerables están, qué susceptibles de maltrato son. Eso me conlleva a una serie de planteamientos e interrogantes, como dónde está el CONADIS, los organismos de derechos humanos, la Defensoría, etc. A las personas con discapacidad visual se nos impide el acceso a la carrera judicial, a ser notario, considero que cuando las personas ciegas contamos con la preparación académica necesaria, que se nos impida poder aspirar a ser magistrado o notario es una violación a nuestros derechos fundamentales, constituye una discriminación, que va contra nuestra dignidad y que impide nuestra participación en la vida civil, política, etc. Es más, también se nos trata como analfabetos, en las notarias cuando tenemos que elevar una minuta a escritura pública, tenemos que presentar testigos a ruego, el mismo requisito que para los analfabetos, aún siendo personas de conocida trayectoria profesional, sin embargo, tenemos que sentir esta humillación, porque así considero esta medida.
-¿A nivel regional, cómo ubica al Perú en relación de políticas en favor de la comunidad discapacitada. Somos los últimos o los primeros de la fila?
-No, definitivamente no somos los últimos, un estudio realizado por el Center International for Rehabilitation señalo que el Perú se encontraba entre los países moderadamente inclusivos.
Jaime Tipe Sánchez
taskichiyperu@yahoo.com
Publicado 14/02/07
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